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La paradoja hispana: por qué los inmigrantes tienen una mayor expectativa de vida

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La paradoja hispana es el concepto con el cual se hace referencia a un dato que refleja que a pesar de sus enormes desventajas con respecto a los blancos no hispanos, esta población étnica tiene en promedio una mejor expectativa de vida.

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Cincuenta y siete millones de hispanos residen en la actualidad en los Estados Unidos. Esta es una cifra que se encuentra en continuo crecimiento, que hoy representa casi a la sexta parte del país, pero que para el 2035 se espere que alcance al 25% de los habitantes de Estados Unidos. Esta minoría étnica atraviesa diversas problemáticas por sus graves índices de pobreza, falta de acceso a la atención médica, escasa educación y alto desempleo.

Con múltiples dificultades presentadas a diario, los hispanos se las rebuscan para conseguir cualquier empleo por más duro que sea, que mantenga aunque sea con lo justo a sus familias, sin importar si el mismo es bien remunerado, ofrece cobertura de seguro médico ni los demás beneficios que sí brindan la mayoría de los trabajos.

A pesar de todas estas problemáticas, de las graves enfermedades con altísimas tasas de mortalidad que atraviesan y de la poca esperanza a futuro que tienen en un país que ni siquiera habla su mismo idioma, los hispanos continúan su emigración a Estados Unidos, donde constituyen una enorme singularidad.

La paradoja hispana es el concepto con el cual se hace referencia a un dato que refleja que a pesar de sus enormes desventajas con respecto a los blancos no hispanos, esta población étnica tiene en promedio una mejor expectativa de vida. Según estadísticas e investigaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades1, se espera que un hispano viva dos años más en promedio que un americano blanco.

Para poner en números y clarificar las amplias y bien establecidas diferencias raciales y étnicas en la mortalidad en los Estados Unidos, estudios del año 2014 marcaron que la esperanza de vida de los hispanos al nacer se calculaba en 81,4 años. En comparación, la esperanza de vida de los blancos no hispanos fue 2,6 años menor y la de los negros no hispanos 6,7 años menor.2

Sobre las diez principales causas de muerte en el país, la comunidad hispana posee tasas de mortalidad menores a los blancos en siete de ellas, a pesar de la enorme dificultad de enfrentarse al doble de probabilidades de encontrarse debajo del nivel de pobreza y el triple de probabilidades de no contar con cobertura de seguro médico.

Ante semejante paradoja, múltiples expertos y centros de investigación comenzaron a analizar todos los datos posibles para encontrar cuáles fueron los factores que llevaron a esta contradicción. Como primera medida, cabe destacar que los hispanos se dirigen a los Estados Unidos con una edad promedio muy joven, así como también tasas de tabaquismo menores al promedio de los de raza blanca, y cuentan generalmente con una mejor dieta y un estado de salud general mejor.

Según algunos analistas3, se cree que los lazos familiares y sus tradiciones y festividades, construyen un sentido de comunidad para las familias hispanas. Todo ello contribuye a que sus integrantes tengan una salud mejor, principalmente en lo referente a su salud mental.

Los migrantes tienden a realizar labores más exigentes en lo físico al arribar a los Estados Unidos, pero un buen porcentaje de ellos cambiar regularmente a trabajos más tranquilos y mejor remunerados a medida que pasan los años y se adecúan al país. Además, una gran parte de los hispanos que se enferman, regresan a sus países de origen para ser tratados allí. Como los sistemas de salud son mucho peores, en muchas ocasiones fallecen y sus muertes no se registran en las cifras oficiales de Estados Unidos.4

Otro dato que explica un poco más el por qué de la paradoja hispana, es que en los últimos años, la población de raza blanca de los Estados Unidos mostró aumentos en sus tasas de suicidio, consumo de drogas y sedentarismo, a la vez que su dieta registra mayor consumo de comida chatarra. Asimismo, investigaciones a principios de siglo mostraron tasas en disminución de educación y en aumento de tabaquismo y problemas cardíacos, como posibles causas en la baja de la expectativa de vida de personas blancas.5

Como se mencionó anteriormente, la realidad marca que los hispanos en Estados Unidos se enfrentan a grandes desventajas con respecto a los blancos no hispanos. Son más propensos a fallecer por diabetes, cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado, como así también a padecer obesidad. No obstante, los estudios marcan que la salud general de los hispanos varía en torno a su país de origen.

Por ejemplo, los puertorriqueños tienen tasas de tabaquismos más altas, al nivel de los blancos no hispanos; a raíz de ello, su tasa de probabilidad de contraer cáncer y problemas cardíacos es mucho mayor a la de cualquier otro grupo hispano residente en los Estados Unidos.

Por otra parte, los hispanos inmigrantes llegados recientemente al país, cuentan en general con una salud mejor a los latinos de otras generaciones, que han nacido y fueron criados en EE. UU. Estos últimos cuentan con tasas mayores de obesidad, presión arterial, tabaquismo, cáncer y enfermedades del corazón.6 Por su lado, los nacidos fuera del país tienen una tasa peor de colesterol alto.

En cuanto a las tasas de tabaquismo, se observan grandes diferencias entre los puertorriqueños (21,6%), cubanos (18,2%), mexicanos (13%) y centro y sudamericanos (9,2%).7 Es clara la diferencia en favor de los mexicanos a comparación con los primeros dos. Pero a comparación con los blancos, las tasas varían demasiado según el país de origen.

Los puertorriqueños y los mexicanos tienen un 80% más de mortalidad por diabetes, y estos últimos mantienen ese número para las tasas de enfermedad hepática crónica y cirrosis. En tanto, los puertorriqueños tienen casi el doble de posibilidades que los mexicanos de contraer cáncer y enfermedades cardíacas8, lo que resulta muy lógico por las tasas de tabaquismo enunciadas en el párrafo anterior.

Con el correr de los años, los hispanos fueron desarrollando varios comportamientos positivos para sus vidas. La paradoja hispana se creó y continúa hasta el día de hoy ampliando muchas de sus características favorables gracias a estos comportamientos de su rutina diaria, logrando para esta comunidad múltiples beneficios, todos en pro de su salud.

La motivación de tener presente la posibilidad de mejorar su salud corporal y cerebral generó que la comunidad hispana en Estados Unidos esté dispuesta a realizar algunos cambios saludables en comparación a otros grupos étnicos. En ese contexto, repasemos cuáles fueron esos cambios, que todos podemos aplicar a nuestras vidas sin importar nuestra raza ni lugar de residencia.

Si lo comparamos con otros grupos étnicos, los hispanos de 40 años en adelante están dispuestos a cambiar y seguir regímenes alimenticios mucho más balanceados y saludables para el cuerpo humano.9 Esto es vinculado estrictamente con el impacto positivo que les brinda a su salud cerebral.

Una encuesta a nivel nacional examinó el estado de la salud cerebral de los hispanos en Estados Unidos,10 mediante el estudio de comportamientos en campos de ejercicio físico, nutrición, hábitos del sueño, actividades sociales y cognitivas y bienestar mental general.

Entre sus conclusiones más importantes, se destaca la mayor disposición de casi el 90% de los hispanos a incluir pescado, reducir el consumo de carnes rojas, limitar productos lácteos enteros y con grasa en su dieta, a comparación con un 55% de los blancos no hispanos. Además, más del 90% de los encuestados afirmó que consumiría una dieta más saludable y comenzaría a realizar ejercicio físico en forma rutinaria, si eso conllevara una reducción en el riesgo de contraer diabetes o enfermedades del corazón, en contrapartida a la opinión de los no hispanos de raza blanca.

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